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Cof. "El trazo propio".

“Yo estoy re agradecido con la vida de haber pasado por dónde pasé y poder cuestionarme cosas. La posibilidad de poner en duda te hace pensar qué realmente importa, qué es verdadero. Te hace querer conocer más, ser más curioso.”

Pilar. Toda la vida hice arte, desde siempre. Pero muy poco de ese arte fue a través de la academia. La mayoría de las cosas que hice fue de autodidacta, explorando por mi cuenta.

 

Mi mamá me pinta. Soy de Santa Fe, el más grande de ocho hermanos. Siempre dibujé, desde chico. Mi vieja dibujaba. Cuando yo tenía ocho o nueve años, ella se ponía a dibujar y nos ponía a dibujar a mí y a mis hermanos.   

 

Mi papá me filma. Cuando tenía catorce, mi viejo compró una cámara de filmar y me puse a hacer películas. Empecé a hacer stop motion como a mí se me ocurría que era: hacía un muñequito de plastilina, filmaba un cuadro, filmar cortar, mover otro poquito el muñequito. Filmaba mucho a mis hermanos actuando, les daba un guión y empezaba a hacer la peli como a mí se me ocurría.

 

Idea fija. A los diecisiete me vine para Buenos Aires. Yo quería estudiar dibujo animado. No había ninguna escuela específica. Pensé en realización tipo cine, pero yo lo tenía claro, lo mío era dibujo animado. Eso y la música. Siempre toqué música, la bata, percusión. 

 

Vienes y te vas. No existía la carrera de dibujo animado, pero si talleres que dictaba un profesor. Yo venía insistiendo que quería estudiar cine y dentro de las opciones posibles en Santa Fe, diseño gráfico era, según mi criterio, lo que más se parecía. En mi familia no estaban del todo de acuerdo con eso, pero entre carrera con título y carrera sin título, apoyaban más mi elección de la que me diese un título universitario. Así que volví y me quedé varios años allá.

 

Anti-bureau. Lo más parecido a un laburo administrativo que tuve fue  en “Los Sin Techo”, una ONG santafesina que se dedica a trabajar con la gente de las villas. Me propuse empezar a trabajar de lo mío desde la casa de mis viejos. En el año dos mil empecé a darme cuenta que la gente le asignaba valor a lo que yo hacía. Me pedían que, de favor, haga una tarjeta o un dibujo, entonces empecé a cobrar. Me di cuenta que si mantenía esa cantidad de laburo me podía ir a vivir solo y así fue: a los veintiún años me mudé solo.

 

Alias. Mi nombre es Marcos Bayúgar. “Cof” viene de la adolescencia, de firmar mis dibujos vinculándolos al cómic y a la onomatopeya. Podría haber sido plaf, boom pero fue cof.

 

Barcelona. Estando en Santa Fe, con tres amigos, armamos un estudio de diseño gráfico. Mi objetivo era juntar plata para irme. Mis socios lo sabían. Laburabamos para algunas productoras de Buenos Aires y en páginas web freelancer.  Finalmente pude juntar la guita necesaria. Me fui sin ninguna idea, no tenía un plan muy concreto. Quería ir a algún lugar que sea otra onda, el tema del idioma me lo facilitaba y había amigos allá que me estaban invitando. Cuando llegué a Barcelona me habían perdido mi valija, con todo mi laburo desde los catorce años. Toda mi producción, las películas con mis hermanos, todo. Nunca supe bien para qué lo llevé, quizás para mostrarlo, pero ya no estaban más. Estaba en bolas. No tenía ropa y nada de mi trabajo para mostrar. El caos vino desde un lugar radical, fue un cambio muy grande, porque yo no me esperaba perder todas las cosas, no sabía como reaccionar. Fue un golpe muy duro pero siento que fue un quiebre y un cambio muy grande en mi persona.

 

Volver a empezar. Estaba en un lugar similar a mi país, pero era como una realidad paralela. En ese momento no la estaba pasando muy bien, pero flasehaba con un montón de cosas, no podés no flashear,  ¿Entendés?.  Todo era muy distinto, vos veías un tacho de basura, pero era distinto. Mi valija no apareció nunca. Todo el trabajo que te puedo mostrar es de dos mil siete hasta ahora, de antes nada. En ese tiempo produje un montón, hice un montón de animaciones. Me encontré con el graffiti europeo, eso fue crucial. Empecé a ir a lugares donde había eventos de graffiti y a tratarme con artistas de esta rama. Pegué buena onda con un italiano del que aprendí un montón. Él vivió a pleno la cultura hip hop europea, tiene un estilo muy zarpado y venía pintando en crews desde hacía diez años. Empezamos a pintar juntos. Las latas allá salen re baratas, aunque no tenía un mango me las arreglaba, el flaco tal vez me regalaba un par. Empecé a pintar muchísimo. Volví después de tres meses.



 

 

Claridad. Después del viaje me quedó muy claro que lo que me interesaba era el graffiti y la ilustración. Volví a Buenos Aires, a trabajar en ilustración. Durante un par de años trabajé para Cartoon Network, Disney, luego en una productora de juegos. Laburar entre cuatro paredes no me copa para nada. No me copan ni los juegos ni la forma de laburo, así que volví al freelance con toda la energía de no querer volver nunca a laburar en relación de dependencia.

 

Frente a la seguridad, el riesgo. Cuando volví empecé a darle al graffiti sin parar. Mi producción en paredes año a año, duplica o triplica la producción del año anterior. Eso me encanta. Me cuesta muchísimo vivir de lo que me gusta. Hay que tener mucha disciplina, está mal pago, pero lo tengo claro: no quiero laburar de otra cosa. Si vos querés laburar sí o sí de lo que te gusta y eso no es algo que está contemplado dentro del standard de la sociedad, es muy difícil poder hacer algo fluido, algo que ruede sin problemas. Tenés que ser muy constante, ordenado, tenés que tener buen trato con tus clientes. Pero son cosas que vas logrando a medida que vas creciendo y a medida que te ponés a hacer. Al principio que no me iba tan bien y me costaba acomodarme, siempre me bancaron mis viejos. Fue medio a los tropezones, pero tampoco tan grave. Después me independicé. Es más difícil. Pero si pienso que debería entrar a laburar a un lugar donde tengo la seguridad de tener la guita mensual para pagar todo lo que necesito pero no es lo que a mí me gusta, sigo eligiendo el riesgo que representa hacerlo por mi cuenta.

 

Juego limpio. A principios del año pasado me puse un objetivo: si pintaba todos los fines de semana llegaría a las cien paredes pintadas en mi vida. Me puse a pintar todos los fines de semana, como un juego, fue una apuesta conmigo mismo. Eso me trajo un montón de oportunidades. Fui conociendo mucha gente. Este año, de hecho, hay posibilidades de viajar a Brasil. Quiero hacer ondas con otra gente. Salir y conocer me parece genial. La estabilidad económica, emocional, mental está buena durante un tiempo, para reforzarte como persona desde ese lugar. Pero también está bueno tener algo que te genere un poco de caos. Salir a ver que onda, a la aventura. Si te va mal no vas a dejar de aprender. ¡Si te va bien es la gloria!

 

Abajo los rótulos. Estos últimos años pude darle mucha mas cabida a mi proyecto personal. Si me preguntás que hago, para simplificar respondería graffitti. Yo no le digo así, o sea hice letras en algún momento. Me copa dibujar, me encanta hacer personajes, pinto paredes, pinto en la compu, hago animación. No me interesa etiquetarlo. La gente cuando no está dentro de ese ámbito necesita encajarlo en algún lado para reconocerlo, sino le cuesta más. Yo no lo creo necesario.

 

Sin techo. Me interesa trabajar con alguien o solo, pero en un trabajo colectivo, con un grupo de artistas o técnicos. Producir desde lo genuino, desde lo personal, más allá de una empresa o de una productora. Sin clientes. Lograr arte y vivir de eso. Generar algo muy propio, un trabajo con amigos de amigos para el mundo. Mi objetivo es laburar de lo que yo produzco y vivir de eso, generando un desarrollo técnico y conociendo gente copada, sin depender de empresas-clientes, que el único interés que me deja es algo de dinero. Hoy por hoy, me estoy desarrollando para el lado del muralismo. Hay pintadas donde te pagan por hacerlas, en otras el artista pone los materiales, otras veces recibe los materiales. Si están todas las opciones, cada tanto está bueno invertir en paredes.


 



 

 

Romper. Mucha gente empieza trabajos comunes que no le interesan para nada, con la esperanza de que en poco tiempo podrá dedicarse a lo propio. Piensa en lo otro, pero no activa. Así pasan los años y se te pasa la vida. Yo creo que nunca es tarde para empezar con algo tuyo -salvo que quieras dedicarte a hacer algún deporte.

 

Mi hobby es mi trabajo. De estar en una situación de extrema necesidad, me pondría a buscar dónde puedo ofrecer mis servicios. En algún lado lo voy a encontrar. Muchas veces la gente ni se cuestiona la posibilidad de laburar de lo que realmente le gusta. Lo ve como un hobby ´lo haré un domingo de tres a siete´. ¿Lo que más te gusta hacer en la vida lo dejás para hacer un domingo y el resto de la semana haces cosas que no te gustan?. Eso no está bueno para nadie.

 

Probar. Estoy re agradecido con la vida de haber pasado por dónde pasé y poder cuestionarme cosas. La posibilidad de poner en duda te hace pensar qué realmente importa, qué es verdadero. Te hace querer conocer más, ser más curioso. Buscar nuevos caminos es necesitar aventura, necesitar conocer. Fui probando cosas muy diversas. Estuve en una murga, jugué al rugby, hice paracaidismo. Desde la práctica estás aprendiendo un montón de cosas. No tiene que ver con lo académico, aprendés de la experiencia y eso para mí es estudiar.

 

Reino del revés. Las cosas están muy dadas vueltas. Es muy díficil hacer lo que a uno le gusta y eso es una locura. El razonamieznto es ´ser animador 3D es un quilombo, no me meto ni en pedo, mejor me meto a abogado, me va a dar una vida estable, tengo laburo asegurado´. Si ¿pero vos qué?.

 

Simplemente, hacer. Si dudás si va a funcionar lo que vas a hacer, tenés que hacerlo. Si realmente lo querés, te vas a tener que esforzar posta para que funcione lo que a vos te importa. Un montón de cosas van a ser un garrón, no tenés la experiencia, factores externos te van a joder. Tenés que tener muy presente qué es lo que vos querés hacer y qué es lo que vos no querés hacer.  Es necesario probar, por lo menos probar. Si te fue mal con la experiencia, perdiste guita o nadie te dio bola con tu proyecto, la experiencia la tuviste. Ya estás un escalón más arriba para la próxima vez que quieras emprender.

 

Lo importante. Es hacer. Aunque no tengas muy en claro los detalles, aunque aparezcan miedos. Es importante enfrentarlos y liberarse de ellos. Los miedos son trabas que no te dejan ir donde vos querés ir. En definitiva, uno es lo que hace. A uno se lo conoce por sus actos, más que por lo que dice. Y si vos no hacés nada por tu vida, nadie lo va a hacer por vos.



 

Tranzar. Las reglas vigentes no nos hacen las cosas simples, todo lo contrario, te van a tirar muy en contra cuando quieras tratar de hacer algo más personal. Si uno vive su vida pensando en guita todo el tiempo, es probable que viva sin problemas (o con menos). En definitiva, está cumpliendo más las reglas del juego. A uno le hacen creer que la guita es un factor fundamental para la vida y que necesitás vivir con plata, que necesitás tener un status. Lo cierto es que no es tan importante y mucha gente -la mayoría- nunca va a llegar a tener ese status tan deseado. La plata es importante porque tenés que vivir, pero definitivamente no es una de las cosas más importantes que tenés que pensar para tu vida. A uno como artista le resulta muy dificultoso surfear ese mar, esas olas. Acatar esas reglas que, quieras o no, tenés que acatar porque vivís dentro de esta maquinaria. Para vivir de lo mío yo me tengo que romper el lomo. Pretendo no tranzar con un montón de cosas, pero termino cediendo (con otras), porque tengo muy claro dónde quiero ir. Obviamente improviso un montón, pero con "subidones" y bajones va por donde yo quiero, y la mayoría de la gente vive una vida que no va por donde quisiera.


 

 

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