​Tiempo de fin. La tesis es dura. Se asocia con el fin de algo y le ponés mucha carga emotiva. Había que cumplir dos consignas para aprobarla: que se trate de un producto con un aporte social y que el móvil fuese una motivación personal. Por la naturaleza de los dos principios disparadores, encontrás todo tipo de propuestas.

​Todo transformado.  Tenía un año de investigación por delante. Y mil dudas acerca de quétema tratar. Me era imposible conectar. Yo flashaba con la transformación. Transformar una panza en otra cosa. Algo desagradable en objeto de deseo. Le conté la idea preliminar a la titular: Susana Saulquin, un sol de persona. Sentí el apoyo instantáneo en su mirada. Ponerme a experimentar con el material fue el modo de destrabar. Por lo general, hacés el sustento teórico primero y después vas al material. Yo hice todo a la inversa.

​Bendita tesis. Iba a corregir, emocionada con mis muestras. Pero la ayudante me recibía con una expresión de asco por el material que estaba usando. Me cansé y no fui más, hasta que la tuve terminada. Era riesgoso, pero seguir con ese desapruebo, era agotador.

​La luchadora. La motivación para mi tesis fue la negativa de la ayudante: no confiaba en mí ni en mi propuesta. En vez de hacer una muestra, hice diez. Me salió la luchadora. Soy tan vaga que necesitaba ese desafío.  

​Cocinando una idea. La defensa la preparé como una producción. Mi cuñado es fotógrafo de modas y le encantó lo que estaba armando. Me propuso ayudarme con las fotos. Nos metimos en la rural justo para la fecha de la exposición anual. Un señor que tenía un toro me lo iba a prestar para las fotos, pero a último momento, temió por el estrés que podía generarle al animal. Teníamos todo listo: hasta a la modelo peinada y maquillada. Salí desesperada por la feria buscando un reemplazo. Había un grupo de tipos bien, festejando con champagne. Yo desesperaba por un toro nuevo. Me miraban sin entender, pero finalmente me salvaron: me prestaron a Pampita, el toro de la primera producción de Visceral. Era un campeón. Fue premonitorio.



​Bien Visceral.  Lo de visceral no sólo viene del material. Se complementa con el costado apasionado de la marca. No tenemos la intencionalidad de ser distintos. Somos así. Contrastamos con el diseño establecido. Eso hace que la gente se interese naturalmente por la propuesta.

​El estrado. Nadie se preocupa mucho por la defensa. Yo en cambio estaba muy motivada. Vi como el jurado iba cambiando la cara. Me terminaron poniendo un diez. Fue el único que obtuve en toda mi carrera. 

​Mitos. Cuando terminé la carrera me empecé a preguntar como hice siendo ésta totalmente técnica. No sabía dibujar. Escribir me cuesta mucho. Pero soy de hacer. Hice la trampa de hacer, así el resultado estaba materializado. En diseño siempre estuve muy bien catalogada, mis cosas gustaban y, al hacer, no tenía problemas en pasar del dibujo a la maqueta. A veces uno tiene la creencia de que si no sabés ciertas cosas, no servís. Yo pude.