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Máximo Corti. "Poner el cuerpo".

“Actuar me genera sensaciones únicas, inigualables. Que la gente aplauda cuando termina una función es lo más satisfactorio que me ha pasado en mi vida.

Se me pone hasta la piel de gallina cuando la gente reconoce mi trabajo.”

Socorro, quinto año. Algunas cosas te marcan la vida. En quinto año estaba decidido a ser profesor de educación física. Hasta que en el colegio tuvimos un taller de teatro. El teatro era para mí ver o escuchar. El taller era semanal, lo dictaban dos profesores, Pepo Sanzano y Alejandra Casanova. Eran actividades mínimas que hacíamos en la escuela pero ¡trabajar en eso me atrapó y me enloqueció tanto!

 

Empezar. Esa fue mi primera experiencia en teatro. Empecé a averiguar para anotarme en la universidad de teatro. Me causó tanta impresión, tanta incógnita. Educación física pasó a un segundo plano. Eran tres años para ser profesor y dos más para ser licenciado. Me re entusiasmé así que arranqué en la universidad de Tandil. Recién había terminado el colegio. Tenía 17 años.

 

A evitar. No tenía mucha consciencia de lo que era el teatro y tampoco me puse a pensar mucho en el futuro. Evité las preguntas típicas: ¿de qué voy a vivir?. Me mandé. Hoy me acuesto, apoyo la cabeza en la almohada siendo feliz y eso, yo creo que es impagable.

 

Hijo de. En nuestra sociedad está muy instalado esto de “che, ¿y tus padres?”. Cuando les conté a mis viejos que iba a hacer teatro, me dijeron que me iban a apoyar todo lo que hiciera falta. No me olvido más de sus palabras. El mensaje fue “si te gusta metele, en la vida hay tiempo para hacer todo”. Tener unos viejos abiertos de cabeza fue buenísimo. Conocí actores a los que los padres no los dejaban arrancar y han hecho una carrera entera de lo que sea para dejarlos contentos. Mis viejos me dieron un ejemplo increíble que me lo guardo y si lo puedo hacer con mis hijos el día de mañana también lo haré de “ hace lo que te gusta”. Tenes tiempo para decir que no, para darte cuenta después que no era exactamente lo que querías, pero nunca te guardes las ganas de hacer nada, en ninguna etapa de tu vida.

 

Transbordo. Tenía en la cabeza la idea de irme de Tandil. Estaba en casa, feliz, tenía todo. Pero quería desprenderme y empezar a manejarme sólo en cuanto a lo económico. Mi objetivo era probar. Sabía que volver era una posibilidad, mi familia siempre me va a abrir las puertas. Mi vieja me quería ayudar. Yo no quería nada. Me quería independizar, por mí. Irme era una decisión mía. Título y el bolso y me voy a la mierda. Quería seguir con teatro a morir, ver como funcionaba la movida en otro lado. Intuía que las puertas eran más grandes y que iba a haber más actividad en Buenos Aires. A los veintitrés finalmente partí.

 

Changas. Elegí Buenos Aires porque acá vivían mis hermanos, así que me vine a vivir con ellos. Había venido a visitarlos dos veces en mi vida. No sabía lo que era la ciudad. Fue llegar y golpear puertas. Mis viejos no me podían mantener y me las tenía que rebuscar como fuese. Empecé laburando de camarero. Vivía mucho de noche, pero a la tarde hacía la mía. Tenía tiempo para estudiar teatro e ir a ensayar. Lo hice durante años para tener un mango. Ese mango se lo daba a mis hermanos para bancar el alquiler. Me las rebuscaba. No es nada fácil, pero si lo hacés con ganas no es nada imposible. A casi cuatro años de estar acá, estoy contentísimo. Me gustó porque creo que maduré un montón a nivel vida: salí de Tandil y me vine a Buenos Aires a hacer lo que me gusta. Me encontré con un montón de gente distinta a mí. Tengo millones de amigos nuevos. Fui aprendiendo. Eso es común, todo ser humano lo va haciendo. Es muy loco cómo uno llega a ciertas cosas, de la nada, siguiendo un objetivo, lo que te gusta. No es fácil, tenés tus picos, no es todo color de rosa. Pero esa es la forma de vida que a mí me gusta llevar.

 

Aterrizaje. Me encontré sin saber dónde estaba parado, en esta ciudad es terrible como pasa todo. Empecé a tomar clases con Raúl Serrano. Fui conociendo gente del ambiente y a relacionarme con gente que se dedica a lo mismo que yo. Ahí me di cuenta como funciona: empezás teatro, hacés una obra, después otro te llama para filmar. Fui formando grupos de gente relacionada, eso es esencial. Mi vida hoy es teatro todo el tiempo: hago obras de teatro, doy clases, filmo publicidades. Tengo propuestas y ofertas en lo que me gusta. Eso para mí es impagable.

 

Lo que me genera. El teatro es increíble. Me llena desde dar una clase hasta ir a un ensayo. Me da placer, me da satisfacción. Viví experiencias increíbles. Con la universidad hicimos una experiencia con una escuela muy carenciada. Gente que tiene millones de quilombos. Los alumnos no se podían ver entre ellos, se odiaban, se maltrataban. Fue tan fuerte lo que hizo el teatro: se terminaron abrazando, reinventaron el vínculo. Hablaron con educación, se respetaron. Incluso hicimos una muestra a fin de año y se pudieron mostrar frente a sus padres. Eso no me lo puedo olvidar mientras viva. Me llenó un montonazo. Dije que bueno lo que estoy haciendo, más allá del teatro. Lograr eso en un grupo humano es increíble.

 

Se vive del arte. Buscar trabajo en el mundo artístico es difícil. No sabía lo que era una cámara, no sabía nada. No sabía lo que era un casting y nunca había hecho uno en mi vida. Tenía mi título y nada más. Pero estaba en Buenos Aires y no estaba acá sólo por la ciudad. Quería encontrar oportunidades en el mundo del teatro. Y esa búsqueda surgió de mí. Con Raúl tomé clases durante tres años. Ahí fue mi primer trabajo actoral. Armamos una cooperativa e hicimos a pulmón una obra. El proyecto lo bancamos nosotros. Vos generás tu propio trabajo. Cero económico, cero plata. Hacés lo que te gusta. Si te llega una platita de más buenísimo, lo repartís en el grupo. Está bueno porque ya nos conocemos y el proyecto crece. De hecho existe una posibilidad de que nos dirija Carlos Belloso, así que estamos re contentos. Además, empecé a hacer circular mi curriculum y me empezaron a llamar. La rueda hace otra rueda y fuí logrando lo que he hecho hasta ahora. No lo considero ni mucho ni poco. Es lo que es. Filmé, participé en obras de teatro, dirigí, fui a seminarios, tomé clases. Miro para atrás y lo que tengo es un montón. 

Aprendí mucho. Con el tiempo, si uno le pone ganas y sacrificio, y mucho amor sobre todo, va saliendo. Todo llega.

 

La cuestión económica. Me sugirieron hacer publicidades y me metí en ese rumbo. Filmo mucho y eso me da un respiro económico. En Diciembre filmé una publicidad y el asistente de dirección me acaba de llamar porque está haciendo una película independiente y buscaba alguien con un physique du rôle parecido al mío. En Febrero empiezo a filmar un largometraje independiente. No me van a pagar pero me da mucho aprendizaje. Yo me mantengo sólo, no es que hago arte pero me mantienen mis viejos, como muchos pueden pensar. Yo hago lo que me gusta, pero si no genero, no como y no vivo.

 

El bendito sueldo. Mis amigos no pueden creer que yo no tenga un sueldo. Puedo estar tres meses espectaculares o puedo estar tres meses sin saber qué comer. Esa rueda después se va acomodando y van saliendo nuevas propuestas.

 

Fórmula. Estoy agradecido porque no tengo una rutina en mi vida. Creo que nunca la voy a tener. No estoy acostumbrado, no podría estar frente a la computadora. No lo veo mal, no critico al que lo hace. Está bueno darse cuenta lo que estás haciendo. Si realmente te hace feliz lo que hacés, porque no hay peor esclavo que uno mismo. Yo creo que todo pasa por la felicidad. Si no pasa por la felicidad, por tus ganas de despertar todos los días y hacer lo que te gusta, replanteatelo, algo pasa.

 

De la tarea. El laburo de actor es uno de los pocos donde el producto sos vos mismo, o más bien los personajes que vas creando. A medida que lo hace, uno deja de existir un poco. Te desprendés de vos y te agarrás del personaje, para ir construyéndolo. En esto interviene mucho la labor del director. Su mirada es fundamental para construir. Yo no veo como estoy trabajando. Una buena mirada te va llevando hasta resultar en la construcción final del personaje. Actuar me genera sensaciones únicas, inigualables. Poner el cuerpo en una situación que no es verdadera implica un compromiso muy grande.

Lo corporal. Nos invitaron a un festival, fuimos cómo obra seleccionada. Íbamos a actuar en un colegio a las cinco de la tarde. Yo arrancaba con una luz de frente hacia el público. La obra era absurda y muy corporal. Antes de la función siempre se te generan esos nervios terribles para el actor. ¿Hay gente, no hay gente?. Cuando prende la luz, veo una sola persona sentada. Y no había más nadie. Era un salón-teatro de una escuela, enorme. Una persona. Te juro por Dios fue la mejor función que hicimos. En un momento me tenía que tirar en el piso. Me acuerdo que hasta un perro vi pasar caminando. Como artista lo tenés que hacer como si estuvieses haciendo una función para mil personas. Le debés tanto a una persona que te va a ver como le debes a cien mil. Tenés que generar mucho más todavía. No va en la cantidad. Lo hacés por amor. Te tiene que tocar, te llena el alma hacerlo. Lleva mucho tiempo prepararte, juntarte a ensayar. Preparar una obra son meses de ensayar, coordinar con tus compañeros. Todo es un esfuerzo y sobre todo por parte del actor.

 

Simple. Yo me levanto y digo ¿soy feliz haciendo esto? Una simple pregunta, difícil de responderse. Me despierto viviendo el día a día, tratando de no pensar tanto en el futuro.

 

 

[Entrevistamos a Maxi en la terraza de su casa. A fin de 2012 filmó un comercial con una importante marca de automóviles, a nivel mundial, además de finalizar un seminario intensivo para profesores de teatro. El 2013 viene con un proyecto radial de teatro, que se podrá escuchar desde finales de marzo, todos los martes por la tarde en Radio Palermo 93.9.] 







                                   

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