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Pablo De Medio. "El dueño de la risa".

“En algún momento, dónde hay plata y tiempo en juego, lo que te gusta no existe más, tenés una limitación. Vos hacés las cosas que te gustan cuando te pintan a vos, no con un horario pactado.”

Dejar. Nunca aguanté mas de tres meses en una empresa o una oficina. Me cansaba o me iba o me echaban. Empecé a laburar como fotógrafo, con cosas chicas. Probé un montón de cosas: haciendo campañas, en una revista de autos, hacía books obviamente. Casamientos no muchos, pero fui asistente de alguno. Llegué a hacer una campaña bastante grande para Brasil. La modalidad siempre fue freelance. Así y todo, yo sentía que no iba.

 

El hippie urbano. Nunca me cerró que me contraten por hacer una tarea. Por más que me guste la fotografía, no me gustaba que un tipo me llame y me diga vení a hacer esto, ocho horas por día. Aunque me pagasen, hacerlo por la plata únicamente no me iba.

 

¿Free?lance. Sos fotógrafo, pero ¿hasta que punto sos free? ¿sos verdaderamente libre? Te están diciendo lo que tenés que hacer, hay un sueldo pactado (sacale que te pagan como el orto), te explotan a morir. ¡Es una mentira! Está muy impuesta la idea de “trabajá para vos y serás feliz”. Es la misma mentira de “trabajá de nueve a dieciocho”, sólo que para gente más cool, más abierta, más bohemia. Es lo mismo. Si trabajás de lo que te gusta en modalidad “freelance”, tenés que remar y remar y remar.

 

Platinum remae. Crisis fuerte. Pensar inagotablemente qué hacer con la foto, dónde trabajar, tratando de ser lo más libre posible. Había que hacer plata de alguna forma. El freelance era una mentira, en una empresa no iba a trabajar. Tenía que vivir de alguna forma. Que sea la más reconfortante y placentera que se pueda, (que en realidad tiene todo que ver con no ser contradictorio con vos mismo). Por otra parte, lo negativo de trabajar de lo que te gusta es que tu trabajo te termina cagando tu vocación real. Si todo el día de la semana laburás sacando fotos, olvidate de hacer el fin de semana un proyecto personal. La cámara la querés romper a martillazos. En algún momento, dónde hay plata y tiempo en juego, lo que te gusta no existe más, tenés una limitación. Vos hacés las cosas que te gustan cuando te pintan a vos, no con un horario pactado.

 

El tiempo de uno. No está bien estar nueve horas encerrado. Mi vida es muchísimo más importante que eso. Mi vida de lo que sea, puede ser mirar una planta. Es tu tiempo para vos. Yo no creo en trabajar. La única forma de vivir alineado con uno es ser autosustentable o autosuficiente. Voy a trabajar hasta que pueda vivir sin trabajar. Voy en camino a eso. Yo quiero la plata que necesito para vivir y punto. Para mí, la vida no es la plata y está muy lejos de que lo sea. Es un delirio más hippie. Soy vegetariano y mi idea de siempre es tener un campo, cosechar mi comida, comer mi comida, trabajar la madera.

 

Cande. Lo principal fue que me puse de novio con Candelaria. Ella fundó todo esto conmigo. A los dos nos pasaba lo mismo. Yo con la foto. Ella es ilustradora y trabajaba en maquillaje. Le iba super bien, muy reconocida en el ambiente. En una producción, en vez de maquillar, tuvo que hacer un tatuaje pintado. La gente se volvió loca. Hizo dos dibujos. Era increíble. Se cansó de escuchar ¿¡que hacés que nos estás tatuando?! Empezó a interesarse. Entonces se compró la máquina. Para ella, que dibuja perfecto, era sólo cambiar el instrumento. En vez de lápiz, ahora eran agujas.

 

El sistema siempre está. Al poco tiempo de la primer calabaza tatuada -así rompió el hielo con el mundo tatoo-, se me ocurrió. ¿Por qué no ponemos un estudio de tatuajes? Cande se quedó dura. ¿Ya?. Mi planteo era que teníamos lo fundamental: ella dibujaba mejor que tatuadores con quince años de trayectoria. No necesitábamos más. Yo soy retocador. A mí de la fotografía siempre me había gustado la composición de imágenes, el fotomontaje en photoshop. Unir elementos. Podíamos fusionar el estudio con la fotografía. Este proyecto surgió del razonamiento de que lo más importante es ser sustentable, pero el sistema está siempre.

 

Antes, pizza. ¿Sabés lo que laburé acá adentro? Antes de que fuese Would, esto era una pizzería.
Atrás, donde hoy están las camillas, había un horno pizzero. El espesor más fino de grasa era de,
al menos, cinco centímetros. Las cucarachas eran señoras cucarachas con nietos. Tuve que hacer
todo a cero. ¡Hasta me pasé un día entero con una maza para tirar abajo una mesada! Por suerte,
Axel y Rodri, dos amigazos estuvieron siempre firmes cuando necesité ayuda. Los azulejos los
destrozamos. Franco, otro gran amigo, los puso nuevamente en forma. Se levantó toda la pared solo. Fue un mes de dolor. Al día veinte no podía más, quería que se acabe. Nunca había puesto ni un clavito en la pared. Yo mismos armé el durlock, pinté todo. Me convertí en un albañil. Fueron los pulmones de Cande y míos. Los mates de Coco a cualquier hora, el aguante sin horario de mi vieja. La gente lo siente cuando entra. Siente el amor con que todo está hecho. Hay buena onda. No es lo mismo haberle pagado a alguien que viene con cara de orto a hacer su trabajo. Yo creo demasiado en la energía. Las divisiones (jefe-empleado) nunca terminan bien.

Romper el chancho. Ambos vivimos en lo de nuestros padres y no teníamos tanto gasto. Invertimos, entre los dos, quince mil pesos. La clave del éxito fue no tener expectativa de nada. Todo lo que hicimos, lo hicimos jugando. Era arriesgarnos. Camino a la izquierda de lo que todos hacen. Hacer todo como pensamos. El proyecto se sustenta en la idea de que vos creas tu propia realidad, siempre. Si pensás que algo no te va a salir, no te va a salir. Puede entenderse como un cliché, se dice mucho. Es hasta que vos lo sientas profundamente. Ahí la cosa cambia, por que no hay casualidades. Todo lo que te pasa es producto de algo que pensaste, por energías que vos estás transmitiendo. Por algo que hicisite previamente. Ni siquiera va de algo consciente creo.

 



 

​Sin límites. Los tatuajes eran algunos dibujos de ella. Tatúa cualquier cosa. Empezó a hacer cosas que no existen en el tatuaje local. Tiene otra técnica, otra forma de dibujar. Un día una chica nos pidió una frase. Como yo era diseñador le mostré un montón de alternativas. Además, me pidió agregarle algo de color. Yo usaba algunas pinceladas en photoshop y se las agregué al dibujo. La mina no dejaba de preguntar ¿eso me van a tatuar? Se fue chocha con el resultado. Acá hay una personalización muy fuerte, un trabajo específico para la persona. En otros lugares, te muestran un catálogo, te preguntan cual querés de los de la lista, te lo dibujan a mano. Las posibilidades de que sea desprolijo son infinitas. Mi herramienta es la compu. Tiene mucho que ver con nuestro laburo. Aplicamos ese elemento dinámico e innovador al tatuaje. Por eso nos diferenciamos de un tatuador tradicional. Cande y yo somos los dos muy obsesivos de la imagen, los trabajos se terminan de otra forma. Al trabajar con la compu, la precisión es otra. Las cosas son tan perfectas, tan prolijas. El error humano con la computadora se reduce un montón. La gente lo empezó a notar. Yo empecé a manipular las imágenes en la compu. Cande las tatuó. Ella es lo mas. Sin su talento y sin su técnica revolucionaria en el tattoo, Would no sería lo que es. De ahí, surgió un combo nuestro, zarpado.​

 

Ceder. La gente hoy nos está confiando bocha: la mayoría viene y me deja hacerle lo que quiero. Ellos confían en mi criterio, saben como trabajamos. Eso es increíble y permite generar otro lazo.​

 

Somos. A partir del segundo año, Would se convirtió en una familia de verdad. Gabba es una especie de madre para todos. Nos maneja los tiempos, horarios y plata. Si ella no está, es todo un quilombo. El rey de la línea del tattoo es el Galle. Un personaje impresionante, con una energía muy linda. Guille comenzó a venir al estudio como amigo y se quedó como tatuador. Dueño de una paz increíble e híper humilde, en dos minutos puede retratar lo que le pidas, lo que lo convierte en un artista de la ostia. La última incorporación al equipo Would fue Camila, mi cuñadita. Heredó de su hermana obsesividad en su trabajo y un criterio artístico increíble. Cada uno de ellos aporta a la esencia del estudio. Lo que sería un ideal de trabajo hoy es real para nosotros, lo construímos todos día a día con las risas y los momentos lindos. La energía es increíble.

 

Móviles. Somos un grupo de amigos que queremos laburar haciendo lo que nos gusta de verdad, no haciendo lo que nos gusta y que nos exijan cosas. Nosotros ponemos el horario, no nos interesa expandirnos ni tener sucursales. Trabajamos de martes a viernes de una a ocho. Tener dos francos es ilógico, asi que tenemos tres. Por más que haya ochenta mil personas, no vamos a trabajar más tiempo. No es que somos vagos, que no queremos trabajar. Nada más alejado de eso. La vida para mi es trascender. Haciendo todos los días lo mismo y si encima te querés matar por eso, ¿qué elevás de tu persona, de tu espíritu? Tu espíritu, tu persona están cada vez peor, cada vez más aburrido, cada vez más con el bloque y cada vez necesitás más esa rutina perversa: nueve horas de trabajo – mirar tele – dormir. La rueda no tiene fin. ¡No trascendés en nada! No trabajar tiene que ver con darle importancia a otras cosas que, desde mi punto de vista, son la vida. Si te gusta la música, trascendé en un instrumento. Todos los días tocás y progresás. Te da cosas nuevas, cosas más increíbles. Abrís nuevos caminos que te llevan a nuevos lados.



Confiar. El sistema que se creó es un desastre. Pero hoy en día es lo que hay y no tiene sentido ir contra eso. No se puede. Entonces, buscá la mejor forma de vivir con él. De ahí nace Would. No vamos a trabajar en una empresa, vamos a tratar de hacer lo que nos gusta y que sea lo que sea.

[Entrevistamos a Pablo De Medio en su estudio de arte y diseño de tatuajes Would Tatoo. Pablo rompió su día franco para responder a las inquietudes de El Oficio y por eso -y por las facturas- le estaremos eternamente agradecidas].

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